Cuando buscamos la bendición de Jesús, anhelamos precisamente esa paz espiritual que no puede ser descrita por la mente humana, esa paz con la cual nos inunda el Espíritu Santo para garantizarnos la felicidad completa aquí en la tierra. Acabo de regresar de un peregrinaje a Tierra Santa, donde había estado en dos ocasiones anteriores; sin emb